El nombre de la Cuchilla del Salado

10.05.2017 11:47

¿Alguién alguna vez se ha preguntado de dónde salió el nombre de la Cuchilla del Salado? Pues a continuación se deja un adelanto del "Capítulo IV. Colonización de la Cuchilla del Salado" del libro sobre la historia de la vereda que actualmente escribe Jonathan Orozco Tamayo. 

 

Los terrenos de la vereda se encontraban dentro de lo que se denominó como “el paraje de La Linda” que, como se dijo en páginas atrás, venía desde Villapilar, se delimitaba por toda la quebrada Olivares hasta su desembocadura; abarcaba todo San Isidro, La Palma, la Cuchilla del Salado, Veracruz, el barrio La Linda, La Quiebra de Vélez y El Chuzo, hasta encontrar los límites con La Cabaña, delimitada siempre al norte y occidente por el rio Guacaica.

 

En un principio, y hasta 1870, los terrenos de la vereda no eran más que La Linda simplemente y, si algún distingo tenían, se le referenciaba como “el camino viejo de la salina del Guineo” y no más. Justamente la salina de El Guineo fue la que empezó a distinguir a la vereda de otros lugares. En 1871 se le conoció como El Salado[1], sin embargo, el nombre aún carecía de apropiación por parte de las autoridades administrativas aun cuando seguramente fuera utilizado por muchas personas de la región.

 

A principios del siglo XX los registros catastrales seguían denominándola como La Linda, sin embargo, dado que el asentamiento principal se localizaba sobre el filo de la montaña, ya muchos  la conocían como “la cuchilla del Salado” e incluso, para 1924, el escritor Juan Pinzón la nombró en su libro, en la parte que describía la ruta de la colonización, como “La Cuchilla del Salado”[2].

 

No fue sino hasta 1928 que la Administración Municipal la reconoció como la Cuchilla del Salado en sus libros de catastro, pudiéndose concluir que solo desde ese momento el nombre se consolida en su contexto popular e institucional.

 

 

El libro Historias de barrios y veredas (2001), el cual tomó como base el testimonio de los mismos habitantes de la Cuchilla del Salado, documenta otra versión sobre la procedencia del nombre; dice el libro que este se originó “… como una derivación de una mina de sal que explotaban, mina que estaba ubicada cerca del sector de La Popa; y como el caserío estaba inicialmente ubicado en el filo de la montaña a lo que le llamaban cuchilla, de ahí se dice que salió el nombre de esta vereda[3].

 

No obstante, en más de veinte entrevistas realizadas a los habitantes de la vereda, y en la extensa bibliografía revisada, no se halla evidencia alguna de que haya existido una mina de sal en el sector de La Popa. En cambio, la versión que se apoya en las salinas de El Guineo goza de todo el soporte documental y oral, por lo que la otra versión puede darse por descartada.

 

Ya al interior de la gran montaña conocida como Cuchilla del Salado existen otros puntos que lograron adquirir un nombre secundario como lo es El Palo, el “barrio Ceballos” y Villanueva. Del primero se dice que el nombre deriva de un gran palo que existía allí antes de que se construyera la carretera en 1975, el cual ayudaba a cruzar a las personas que se dirigían hacia La Linda u otras veredas al occidente de Manizales.

 

 

Acerca del Barrio Ceballos sí existe plena documentación de que esta zona alguna vez perteneció a Antonio Ceballos, el primer Alcalde de Manizales, y a su madre Jacinta Agudelo. Sus descendientes poblaron pródigamente este punto de la vereda y de allí su nombre con referencia al apellido Ceballos.

 

Sobre Villanueva, se sabe que existía una vieja casona donde funcionaba una tienda y que tenía por nombre justamente “Villanueva”. Por ser tan famosa en ese lugar, mucha gente se refería a este sector de la vereda con tal nombre, logrando con el tiempo cierta apropiación que hoy todavía conserva y que le pelea jurisdicción al Barrio Ceballos. Eso explica hayan personas que se refieran al mismo lugar como Villanueva o como el Barrio Ceballos indistintamente.

 

La Cuchilla del Salado debió sufrir dos pruebas de fuego en donde intentaron cambiarle el nombre, en una oportunidad por el de “El Recreo” y en otra por el de “Pueblito Paisa Caldense”. La primera venía impulsada por el padre Elías López, quien acompañó a la parroquia por cerca de ocho años. Fue a principios de la década de los sesentas cuando al padre Elías le pareció que el nombre de la Cuchilla del Salado era muy feo, así que, cual alcalde de pueblo, decretó que en adelante tendría uno más llamativo y alegre: “El Recreo” y que a quien se le ocurriera volverla a llamar por el antiguo nombre, se haría acreedor de una multa en favor de la parroquia. Cuenta don Alberto Duque Tamayo, respecto a este proyecto del curita que:

 

Cuando el padre Elías le cambió el nombre a la vereda, venía un arriero al cual dos hombres le preguntaron: “¿para dónde va?”, y él les respondió: “Para la Cuchilla del Salado”; ante esto le dijeron al arriero: “El padre Elías le ha cambiado de nombre a la vereda por el de El Recreo y quien la nombre como la cuchilla deberá pagar una multa de 10 centavos. El arriero ante comentario entregó una moneda de 20 centavos; entonces, aquellos quienes eran representantes del cura, le dijeron que no tenían devuelta, a lo que el arriero replicó: “Entonces déjenme seguir para la Cuchilla del Salado”.[4]

 

El proyecto del padre Elías no logró imponerse a la larga tradición que tenía el nombre, y finalmente dejó de luchar contra la corriente resignándose a que la vereda siguiera llamándose como siempre se ha llamado: la Cuchilla del Salado.

 

La segunda se dio por el año 2000 por iniciativa de algunos habitantes con el fin de promover la vereda turísticamente, sin embargo, la propuesta no gozó de mayor apoyo y  rápidamente murió.



[1] Informe del prefecto del sur de Antioquia, señor don Marco  Aurelio Arango, al secretario de gobierno en 21 de junio de 1871. Manizales. En Centro de Estudios Históricos de Manizales. (1919). Archivo  Historial, Tomo I. Dir. Enrique Otero D´Costa. Pág. 292

[2] Pinzón, Juan. (1924). Óp. Citado. Pág. 6.

[3] Alcaldía de Manizales. (2001). Historia de barrios y veredas. Manizales. Pág. 286

[4] Ibídem. Pág. 286